Alejandra, 47 años
Desde la primera sesión, sentí que realmente me escuchaba. No solo oía mis palabras, sino que captaba lo que había detrás. Su forma de hacer preguntas precisas me ayudó a descubrir patrones que llevaba años sin ver. Lo que más valoro es su equilibrio entre empatía y honestidad; no duda señalar áreas a trabajar, pero siempre lo hace desde un lugar de respeto y consideración. Después de seis meses de terapia, puedo decir que he aprendido a manejar mi ansiedad de formas que no creí posibles.
Carlos, 42 años
Busqué ayuda tras mi divorcio cuando sentía que todo se desmoronaba. Lo que encontré fue un profesional que no solo me ofreció herramientas prácticas para gestionar el duelo, sino que me acompañó genuinamente en el proceso. Su capacidad para adaptar métodos a mi personalidad y circunstancias hizo la diferencia. No trata de aplicar fórmulas, sino de entender realmente a cada persona. Hoy puedo decir que no solo superé esa etapa, sino que salí fortalecido.
Elena, 24 años
Llegué a terapia escéptica después de varias experiencias decepcionantes con otros profesionales. La diferencia fue evidente desde el primer momento: su enfoque combinando técnicas modernas con una profunda calidez humana creó un espacio donde por fin me sentí segura para explorar traumas que llevaba años evitando. Tiene mucha paciencia, pero también sabe cuándo empujarme gentilmente fuera de mi zona de confort. Gracias a este equilibrio, logré avances que consideraba imposibles.
Roberto, 56 años
Nunca pensé que yo, a mi edad, cambiaría patrones de toda una vida. Pero aquí estoy, aplicando diariamente lo aprendido en terapia. Su forma de explicar conceptos complejos de manera sencilla y práctica fue reveladora. No solo entiende de teorías psicológicas, sino que realmente comprende cómo implementarlas en la vida cotidiana. Lo más valioso ha sido su habilidad para identificar mis fortalezas y ayudarme a utilizarlas como base para construir nuevas habilidades.
Ana, 31 años
Como profesional de la salud yo misma, valoro enormemente el profesionalismo y la actualización constante que demuestra en su práctica. Sus intervenciones están siempre fundamentadas, pero nunca son rígidas o impersonales. Ha sabido adaptar técnicas diversas a mis necesidades específicas, creando un plan terapéutico verdaderamente personalizado. Su capacidad para mantener el equilibrio entre comprensión emocional y claridad cognitiva ha sido fundamental en mi proceso de recuperación.
Javier, 39 años
Después de años luchando con problemas de control de ira, encontré en su consulta no solo comprensión sino también un camino claro hacia el cambio. Lo que más aprecio es cómo me ha enseñado a responsabilizarme de mis emociones sin sentirme juzgado. Su enfoque combina compasión con responsabilidad, y eso ha marcado toda la diferencia. Las herramientas que me ha brindado han transformado no solo la relación conmigo mismo, sino también con mi familia.
María Noel , 38
Federico es un profesional al que de verdad le importa cómo estas, cómo te sentís, te hace sentir cómoda y esto te ayuda a poder expresarte mejor. Interactúa contigo y te ayuda a ver las cosas de otra manera, algo que es importante para entender por qué actuaba cómo lo hacía. Te enseña técnicas y ejercicios para poder aplicar en momentos claves. Está a disposición si lo necesitas, es un profesional muy presente, y si necesitas más minutos en tu sesión, te los da sin pestañar. Muy paciente y transmite paz.